La primera vez que viaje a lo largo de la costa Marroquí, fue en 1963. Mi marido y yo fuimos lo suficientemente atrevidos (o ingenuos?), para comprar un autobús Volkswagen e instalar en él un frigorífico y una simple cobertura (en aquellos días no existían las sofisticadas caravanas de hoy), y salir de La Haya, Holanda, para conducir a lo largo de toda la costa Europea hasta llegar a Algeciras, desde donde cruzaríamos hacía África (Tánger) y desde allí conduciríamos (parando en los campings) hasta Alexandria, Egipto, y El Cairo. Desde allí, dejaríamos el bus para que lo transportasen hasta Khartoun, en Sudan, hasta donde volveríamos después de un año.

 

Fue una experiencia única. Fuimos el primer coche extranjero en conducir a través de la carretera de la costa de Algeria  donde después de la guerra que duro allí 7 años, encontramos increíbles formaciones de rocas colgantes y enormes cráteres en la carretera. Aún así y al ver que no éramos franceses, fuimos recibidos como amigos. Durante todo nuestro viaje nuestro pasaporte de amistad fue nuestro hijo pequeño de ojos azules que no dejaba de balbucear sobre asuntos varios.

 

Me enamoré de Marruecos. La gente es tan amable. Comí cuscús por primera vez  y hormigas cristalizadas en la miel que nos dieron.  Me bañé completamente vestida como si no existiesen los bañadores. Me juré a mi misma que volvería.

 

Ahora viviendo en Tarifa, el punto más al sur de España, me levanto cada día para mirar hacia el Estrecho de Gibraltar, hacia Marruecos. Se podrían hacer señales. Tánger esta a tan solo 35 minutos en el ferry. Cuando era pequeña cogía el ferry de Woolwich con mi abuela, más tarde en mi vida, cogía el ferry desde Flushing (Vlissingen- NL) hasta Breskens (Bélgica), con mis hijos. Ahora llevo a mis nietos desde Europa hasta África. Suena mucho más exótico cuando se lo cuento a mis amigos, “acabo de volver de comer en África”.

 

Lo que hago con mi grupo de amigos de Taifa es volar desde Sevilla hasta Marrakech, y empezar nuestro viaje anual de aventuras desde allí. Soy adicta a Marruecos desde mi primera visita, y es muy alentador tener amigas que sean igual de adictas que yo. 

Es un país muy bonito y variado y tiene muchísimo más que ofrecer que las visitas a las Ciudades Reales (aunque esto sea fascinante). Somos 7 (mujeres) y vamos en dos cuatro por cuatro, conducidos por dos conductores/guías Bereberes (que ahora son nuestros amigos). No tenemos plan de ruta en casi todo el viaje, y nos hospedamos en pequeños albergues locales, de 3 o 4 habitaciones. Son simples y simplemente auténticos, de familias, que nos hacen la comida –o cocinamos con ellos para aprender. Son limpios, y casi siempre tienen agua caliente. El escenario es de quedarse con la boca abierta. Las formaciones rocosas que datan de “siempre” tienen increíbles dibujos geométricos, y los fósiles que sacan de la tierra son preciosos. La vasta amplitud del desierto te da sensación de paz; tu mente se vacía completamente al ver las dunas alargándose interminablemente al frente, y dormir en una tienda de campaña es una experiencia increíble (incluso en una tormenta de arena). Compramos nuestra comida para el día en pequeñas tiendas locales y nuestros conductores descubren para nosotras lugares únicos para comerla. Lo único que  vemos son camiones repletos de animales o personas. 

 

Cuando nos encontramos con nuestros clientes de Dar Cilla para beber algo en la terraza, y miramos hacia las luces centellantes de la costa en Marruecos, solo a 14 kms de distancia, muchas veces nos preguntan, como es en Marruecos, es seguro, vale la pena ir.

 

Nuestro entusiasmo ha cautivado a muchos de nuestros huéspedes desde que viajamos a Marruecos, y siguiendo nuestros consejos. Tenemos libros muy bonitos (hechos después de nuestros viajes) y diapositivas que podemos enseñar en el bar de la terraza. Normalmente solo indicamos lugares a los que hemos ido, y áreas recomendadas. De todas maneras, estos viajes personalizados son muy difíciles de organizar si no se conoce el país. Y entonces llega la pregunta, “podrían por favor organizar nuestro propio viaje a Marruecos para nosotros?”

 

Como resultado y haciendo uso de nuestros guías privados, ahora organizamos con mucha ilusión viajes personalizados (www.travel-morocco-africa.com, y dentro de poco TMA ), para aquellos clientes que tienen espíritu de aventura y no están buscando las típicas atracciones turísticas u hoteles turísticos, pero que se deleitarán en la sencillez y autenticidad de este fantástico país, y que estarán felices con la hospitalidad y comodidades hogareñas que encontrarán en estas áreas remotas.

 

Ok,  tal vez no encontrarán lámparas de noche (la electricidad se apaga antes de acabar el día) y el cuarto de baño puede que sea un simple agujero en la tierra (los Marroquís encuentran este sistema bastante más higiénico que nuestros baños), y puede que coman tagine o cuscús día tras día, tampoco sirven vino, pero es tan “volver a lo simple” que se relajarán totalmente. Si están bien concienciados, nos encantaría organizar un viaje de este tipo para Uds. Nos lleva muchísimo tiempo, pero Martina (que no solo ama Marruecos, sino que es una verdadera experta) no olvidará ningún detalle (es una perfeccionista, como alguno de vosotros ya sabéis) y se asegurará de que sea “el viaje de su vida” para Uds. 

 

 

 

 

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